martes, 22 de julio de 2014

Fatiga, miedos, risas y un viaje…



Los Peroles, lagunas de agua cristalina
Fascinada y cansada son las palabras precisas para describir lo que sentí después de haber subido el cerro Mirador Huayanay y estar camino a los Peroles. El lugar es fabuloso. Para llegar allí, hay que caminar de quince a veinte minutos por un camino estrecho, resbaladizo y rocoso. Una exuberante vegetación e insectos exóticos nos conducen hacia un paraíso desconocido, situado en la capital del turismo piurano, Canchaque.


Al llegar a los Peroles de Mishahuaca, que es uno de los más hermosos lugares de la zona se escucha el sonido del agua de las quebradas, se siente la frescura del viento al rozar nuestro rostro. El corazón no deja de latir ante la imponente belleza que nos regala la naturaleza. El lugar es mágico, se siente una energía especial en el ambiente. Es como si  nos trasladáramos a otro mundo. El silencio nunca antes había sido tan hermoso, pues allí se escucha el sonido de los insectos, el canto de las aves y la naturaleza en su plenitud. Algo en nuestro espíritu por fin sentía la paz que tanto necesitábamos. El agua cristalina y natural proyectaba una energía especial, parecía atraer todo lo negativo y despojarnos de temores y angustias.

Puente de los Peroles
Vivir nuevas experiencias nos obliga a salir de la rutina para darnos la posibilidad de reencontrarnos con nosotras mismas. Visitar Canchaque es una alternativa para lograrlo, pues la naturaleza nos permite dejar de lado los problemas comunes y conectarnos con la belleza de los paisajes, el aire fresco y la calidez de su gente.

María Yolanda Bullón Guzmán
5º "D"

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